En la confluencia de los ríos Ródano y Saona, la península Confluence forma parte de uno de los proyectos de centro urbano más importantes de Europa.
El reto consiste en transformar un territorio que durante mucho tiempo se ha dedicado al uso industrial en uno de los nuevos centros neurálgicos de la comunidad urbana lionesa, o Grand Lyon. Se trata de un proyecto de rehabilitación sin precedentes que permitirá duplicar la superficie del centro lionés y reforzar el estatus de la ciudad como metrópolis mundial.
La aglomeración lionesa, próxima a Suiza, Alemania e Italia y lugar de paso hacia España, ocupa un lugar privilegiado en la encrucijada entre el norte y el sur de Europa. Al enclavarse en la intersección de los grandes ejes de intercambio europeos, Lyon se encuentra en el centro de redes ferroviarias, aéreas, fluviales y de autopistas muy densas. En menos de dos horas, el tren de alta velocidad francés (TGV) conecta Lyon con París, y en tres horas y cuarenta minutos con Bruselas. La red de autopistas comunica centros de actividad de gran importancia. Fráncfort, Barcelona, Ginebra y Bruselas se encuentran conectadas mediante una red continua de autopistas de calidad. El aeropuerto Lyon-Saint Exupéry ofrece vuelos a más de un centenar de ciudades, de las cuales más del 70% se encuentran en otros países. En el ámbito fluvial, el puerto Édouard Herriot es un auténtico lugar de tránsito y de distribución de mercancías en el que actualmente se asientan 70 empresas.
Lyon Confluence, uno de los mayores proyectos de centro urbano de Europa, se erige en este comienzo de siglo como el más ambicioso de todos ellos. El territorio dedicado al proyecto, que se sitúa al sur de la península lionesa y cuenta con una superficie de 150 hectáreas, forma parte de las grandes rehabilitaciones de zonas industriales en desuso de escala internacional realizadas en ciudades fluviales. Un proyecto colosal que puede compararse con la rehabilitación de los muelles de Londres o de Hamburgo.
El proyecto, que surge de la voluntad del Consejo de la Región Ródano-Alpes y la ADEME (Agencia de Medioambiente y Control de la Energía de Francia) de incluirlo en un «programa de inversiones de futuro» que tenga como objetivo construir edificios e islotes con energía positiva, no consiste en partir desde cero, sino en partir de lo existente para darle nueva vida. La zona, que además de un centro de negocios es un barrio residencial, constituye un espacio único dotado de viviendas, comercios, oficinas, museos, centros de ocio, una universidad... Gracias a su situación geográfica privilegiada, conectada con Europa y el resto del mundo, Lyon atrae a responsables de toma de decisiones, promotores e inversores de todo el mundo, deseosos de visitar el lugar.
Gracias a la obtención en 2004 del galardón del programa europeo Concerto (que se enmarca en el Protocolo de Kioto y está destinado a agilizar la puesta en práctica de una construcción ecológica que aúne una gran calidad medioambiental y recursos con energías renovables), el proyecto obtuvo de la Comisión Europea más de cuatro millones de euros en subvenciones a través de este programa. Así, se estableció una colaboración entre la NEDO (la agencia japonesa equivalente a la ADEME) y el Grand Lyon con el fin de mejorar el rendimiento energético de Lyon Confluence, en particular en la Plaza náutica (proyecto Hikari para el islote P). Lyon Confluence, que ha sido designado como barrio ecológico por el Ministerio de Ecología y Desarrollo Sostenible de Francia, es ahora el primer barrio del país que cuenta con la etiqueta de la organización ecologista internacional World Wildlife Fund.
El reto consiste en transformar un territorio que durante mucho tiempo se ha dedicado al uso industrial en uno de los nuevos centros neurálgicos de la comunidad urbana lionesa, o Grand Lyon. Se trata de un proyecto de rehabilitación sin precedentes que permitirá duplicar la superficie del centro lionés y reforzar el estatus de la ciudad como metrópolis mundial.
La aglomeración lionesa, próxima a Suiza, Alemania e Italia y lugar de paso hacia España, ocupa un lugar privilegiado en la encrucijada entre el norte y el sur de Europa. Al enclavarse en la intersección de los grandes ejes de intercambio europeos, Lyon se encuentra en el centro de redes ferroviarias, aéreas, fluviales y de autopistas muy densas. En menos de dos horas, el tren de alta velocidad francés (TGV) conecta Lyon con París, y en tres horas y cuarenta minutos con Bruselas. La red de autopistas comunica centros de actividad de gran importancia. Fráncfort, Barcelona, Ginebra y Bruselas se encuentran conectadas mediante una red continua de autopistas de calidad. El aeropuerto Lyon-Saint Exupéry ofrece vuelos a más de un centenar de ciudades, de las cuales más del 70% se encuentran en otros países. En el ámbito fluvial, el puerto Édouard Herriot es un auténtico lugar de tránsito y de distribución de mercancías en el que actualmente se asientan 70 empresas.
El proyecto, que surge de la voluntad del Consejo de la Región Ródano-Alpes y la ADEME (Agencia de Medioambiente y Control de la Energía de Francia) de incluirlo en un «programa de inversiones de futuro» que tenga como objetivo construir edificios e islotes con energía positiva, no consiste en partir desde cero, sino en partir de lo existente para darle nueva vida. La zona, que además de un centro de negocios es un barrio residencial, constituye un espacio único dotado de viviendas, comercios, oficinas, museos, centros de ocio, una universidad... Gracias a su situación geográfica privilegiada, conectada con Europa y el resto del mundo, Lyon atrae a responsables de toma de decisiones, promotores e inversores de todo el mundo, deseosos de visitar el lugar.
Gracias a la obtención en 2004 del galardón del programa europeo Concerto (que se enmarca en el Protocolo de Kioto y está destinado a agilizar la puesta en práctica de una construcción ecológica que aúne una gran calidad medioambiental y recursos con energías renovables), el proyecto obtuvo de la Comisión Europea más de cuatro millones de euros en subvenciones a través de este programa. Así, se estableció una colaboración entre la NEDO (la agencia japonesa equivalente a la ADEME) y el Grand Lyon con el fin de mejorar el rendimiento energético de Lyon Confluence, en particular en la Plaza náutica (proyecto Hikari para el islote P). Lyon Confluence, que ha sido designado como barrio ecológico por el Ministerio de Ecología y Desarrollo Sostenible de Francia, es ahora el primer barrio del país que cuenta con la etiqueta de la organización ecologista internacional World Wildlife Fund.
Cubo de Confluence Jakob y MacFarlane |
Además, en el proceso de transformación de la península lionesa participan expertos internacionales de los ámbitos de la arquitectura y el urbanismo. Cabe destacar a los neerlandeses de MVRDV, los austriacos de Coop Himmelbau, los francobritánicos Jakob y MacFarlane, el italiano Massimiliano Fuksas, el japonés Kengo Kuma y los franceses Christian de Portzamparc, Odile Decq, Manuelle Gautrand y Jean-Michel Wilmotte.
La diversidad arquitectónica del lugar es fruto de la creatividad de los diseñadores seleccionados, que gozan de reconocimiento mundial. Algunas de las construcciones llaman especialmente la atención, como Cube Orange (Cubo naranja), obra de los arquitectos Dominique Jakob y Brendan MacFarlane, o la impresionante sede de la región Ródano-Alpes, diseñada por Christian de Portzamparc. No muy lejos de allí, en el antiguo pabellón de aduanas, coexisten galerías de arte y un restaurante francojaponés, cuya arquitectura interior es única.
Fuente: France diplomatie
ME GUSTAN ESOS PLANES PARA LYON PESE A LA ARQUITECTURA DE PAVO REAL.
ResponderEliminarMe gusta el concepto de arquitectura de pavo real...
ResponderEliminarAcabo de estar en Confluence Lyon me encanto el concepto muy bien logrado e interesante
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