Desde el año 1997 se reguló en España, en base a normativas de referencia europea e internacional, todos los requisitos mínimos exigibles para garantizar en todo momento la seguridad en los lugares de trabajo.
Dentro de esta regulación se hace especial mención, en el primer apartado, a que el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, debería elaborar una guía pertinente para indicar aspectos clave sobre la norma y su forma de aplicación. Esta guía recibe el nombre de “
Guía técnica para la evaluación y la prevención de los riesgos relativos a la utilización de los lugares de trabajo”. Recientemente, durante el año 2015, se ha actualizado y se ha publicado en marzo de 2015.
Carácter de la guía técnica
La guía técnica no tiene carácter normativo, siendo la normativa que regula estos aspectos el RD 468/1997, de 14 de abril. Esta guía tiene un carácter no vinculante, y sirve para facilitar la interpretación de la normativa y la aplicación de la misma.
Estructura de la guía
Para facilitar la interpretación y aplicación de la guía esta se divide en una parte introductoria y una segunda parte en el que se analizan y detalla cada una de las disposiciones mínimas exigibles en los lugares de trabajo, constando de dos capítulos, Finalmente el tercer bloque recoge las fuentes de información utilizadas y el cuarto bloque lo conforman unos anexos o apéndices.
La importancia de la ventilación y su análisis en la guía técnica
La ventilación adecuada en los edificios es fundamental para garantizar la salubridad en los mismos, mediante una adecuada calidad del aire interior, en régimen normal de operación, como en caso de que suceda algún fenómeno anormal, como un incendio.
La guía menciona en muchos apartados la ventilación como la herramienta fundamental para garantizar que el aire tiene una adecuada calidad y no existen riesgos para las personas, tanto a nivel de presencia de contaminantes, como de cantidades y niveles adecuados de oxígeno.
Para abordar este aspecto de calidad del aire interior la normativa incluye un apéndice específico, el apéndice 5, denominado “
Calidad del aire interior. Ventilación de los lugares de trabajo”.
En este apéndice se expone que los edificios deben de ser lo más estancos posibles respecto del ambiente exterior, para garantizar el máximo ahorro energético, minimizando las infiltraciones de aire exterior, pero simultáneamente, se debe de garantizar unos niveles de calidad de aire interior adecuados. Por ello la ventilación debe de ser una solución de compromiso, que garantice una ventilación mínima adecuada, sin que se vean comprometidos los niveles de eficiencia energética.
El apéndice establece los contaminantes en el aire para los casos más habituales de tipo de actividad e industria y determina unos caudales de ventilación por trabajador, para evitar olores y aire viciado.
Además de indicar y analizar en detalle los requerimientos de ventilación por trabajador, que se pueden fijar a nivel general en 30 m3/h para un caso general y 50 m3/h para actividades de alta intensidad, se indican los métodos y sistemas para medir la calidad del aire interior. Los métodos para calcular y medir el volumen de aire de ventilación pueden ser:
- Estimación a partir del caudal total de aire
- Estimación a partir de datos de proyecto
- Medida directa del caudal de aire exterior
- Medida de la ventilación con gases trazadores
- Medida de la ventilación mediante monitorización de la concentración de CO2
Los sistemas de
ventilación más abundantes en entornos de trabajo en edificios están en los centros de trabajo tipo oficina, donde la fuente principal de contaminantes es la propia presencia de los usuarios del edificio. En este y otros casos el contar con sistemas de ventilación de alta eficiencia, principalmente sistemas de doble flujo, garantiza que se pueda cumplir la normativa de prevención de riesgos laborales simultáneamente con un comportamiento energético adecuado que garantice el máximo ahorro energético.